Thursday, July 10, 2014

Ordinaria

Despacio. Entre todo el ruido, en la oscuridad de la noche, no eres tú. Este personaje proveniente de tu imaginación llega para quitarte todo el miedo de aceptar tu vulnerabilidad. Whisky y cigarro. No necesitas más porque eres esa versión de tí que no siente. El silencio entre tanto ruido deja por fin callados a todos tus demonios. El movimiento, la gente, la superficialidad de todo, te da un aire de seguridad. 
Te gusta jugar a la niña tonta. En tí ya no hay ese miedo a ser lastimada porque no hay manera que ese idiota te pueda tocar. Juegas tus cartas, juegas con su mente y le haces creer que eres todo eso que las niñas normales deben de ser.
Juegas a ser sumisa, a no tener opiniones, a dejarte seducir. Entregas el control en sus ojos cuando en realidad eres tu la que jala cada uno de los hilos en este teatro. Te disfrazas de lo común. Guardas el secreto como si tu vida dependiera de ello. No dices una sola verdad. Todo lo escondes. Te gusta saber que nadie te puede tocar. 
Verlos intentar te llena de paz. Lo común y corriente de cada uno de esos hombres te da una paz que jamás habías sentido. Porque no hay discusiones. No hay manera de que tus demonios sean retados a salir. No hay forma que esta paz te abandone. Un whisky más. Eres de esas personas que pueden controlar todo lo que dicen entre el descontrol de la ebriedad. Cada palabra está llena de intenciones ocultas. Cada frase esconde un fin último de asegurarle que no existe mujer más común que tú. 
Lo mundano siempre te ha atraido. Siempre has querido ser feliz. Has buscado entre todos los recovecos de tu alma, la paz que te da el no tener que pensar. Apagar todo lo que sientes y piensas te produce un sosiego que nunca quieres dejar. 
Quieres ser ordinaria para sentirte satisfecha con las cosas de todos los días. Te mueres por ser común para dejarte engañar mil veces y vivir eternamente en la quietud de la ignorancia. No quieres leer más, vivir más, entender más. Quieres que todas esas voces en tu cabeza dejen de gritar todo eso que tienes miedo a enfrentar. 
Hoy, no tienes tiempo de dejarte sentir algo. No tienes la fuerza de abrir tu alma a alguien que te pueda romper. Porque estás reconstruyendo todo eso que tu misma destruiste. Te volviste un rompecabeza de emociones y personas. No tienes la menor idea de como empezar. Decides callar esos gritos de dolor que provienen desde lo más profundo de tí. Prefieres hacer como que todo eso que te está destruyendo nunca existió. 
Te fumas un cigarro mientras ves como todas y cada una de las preguntas de tu vida desaparecen entre el humo. No hay tiempo, espacio ni ganas de pensar en ese fantasma que a veces, ya entrada la noche, aparece. Hace mucho que no lloras por él. Hace mucho que dejaste de sentir que nunca más encontrarías una conexión igual de fuerte. 
Tu obsesión siempre fue más grande que el amor. Construir tu vida en letras y convertirlo en el arquitecto de esa obra de arte te dejó sin fuerzas. Tienes sólo las ganas de volverte común. No quieres otra vez encontrar esas ganas de romper algo. Te rehusas a visitar esa parte de tu historia que te hace la persona más cruel, enferma y honesta. No tienes interés ahora por la sinceridad o el éxtasis. 
Te llenas de las poquitas fuerzas que te quedan y sales al mundo en toda tu ordinariedad. En el fondo, no quieres volver a ser esa persona que es capaz de herir por placer y destruirse sistematicamente. Quieres ser feliz y encontrarte en ese abismo adormecedor que logra hacerte una buena mujer. 

No comments: