Thursday, July 12, 2007

Mis 4 colores

Un día más. Mientras finjo estar dormida, te veo abrir esa gaveta donde guardas bajo llave las pastillas. Te miro abriendo cada uno de esos envases que parecen infinitos. Esos que me recuerdan que necesito 4 diferentes colores para dejar de sentir ese dolor que me parte en dos. Ese dolor que regresa a media tarde, justo después de comer, justo en el momento que vuelves a abrir esa gaveta. Las píldoras se ponen cómodas junto al vaso de agua. Pretendo abrir los ojos por primera vez en el día. La primera nota.
"Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos"
Mirarla me revuelve el estómago. Encontrar junto a ella una fotografía instantánea sólo hace que, después de mis 4 colores, el dolor se transforme en una ira que se acumula poco a poco, frase a frase. No soy esa persona. Ahí sonrío. Hace mucho tiempo que no lo hago. No quiero ser esa persona, me rehúso a regresar a mí.
Miro profundamente al espejo de mi tocador. No encuentro nada, sólo vacío, sólo yo. Nada más que yo y mi profundo y eterno vacío. ¿Qué tengo que hacer para hacerte entender que no quiero regresar? Una nota más.
"Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca."
Eso no es amor. No me hace desear volver, me hace querer con todas mis fuerzas que no vuelvas. Esperar que desaparezcas como todo ese dolor que se fue el día que hice el primer corte. Mis muñecas son prueba de que puedo ser feliz. Ahí está mi felicidad, no en ti, no contigo. ¿Qué no lo entiendes?
Todo bajo llave. Sólo tú tienes la llave. ¿Por qué te empeñas en convertir mi vida en un infierno? Te has convertido en mi captor, no en mi amante. Si me amas tanto deberías dejarme ir. No quiero regresar, no lo voy a hacer. Debemos entender y, sobre todo, aceptar la realidad. Vivir bajo tu control, tu mirada eterna, a puertas abiertas, gavetas cerradas y corazones rotos no es vivir. No puedo seguir mirándote mientras encadenas mi existencia a tu maldito deseo egoísta de retenerme como puedas, a costa de lo que sea, aferrándote a un pasado que no regresará jamás.
Entonces me miras y dices, con esa cara llena de esperanza -Mi amor y mis recuerdos son suficientes para los dos. No me iré a ningún lado, no importa que nunca regreses a mí- Por un minuto me desarmas, me siento nostálgica y con deseos de poder amarte. Después, mis 4 colores dejan de pintar mi vida. El dolor regresa, me parte en dos. La ira sigue ahí. Grito lo mucho que te odio y te amenazo una vez más, como todos los días. Juro que un día me liberaré de tu control y mi vacía existencia. No importa cuantas gavetas, cuantas llaves, mi salida está muy cerca.