Con los ojos abiertos, llenos de lágrimas, me dijo todo lo que debía saber. La culpa nunca había llegado tan de pronto, tan fuerte.
Podría haber vivido en las sombras toda la vida. Llegó ella y me mostró que aún escondida, la verdad brillaba entre penumbra. Me dijo que nunca había encontrado amor como el que vivía y me rogaba, de rodillas, que la dejara conservarlo.
Estabas aburrido, atrapado. Ella llena de vida y esperanza por un futuro que casi podía tocar. A veces la vida juega malas partidas, otras más, simplemente no te entrega el boleto ganador. Las lágrimas han perdido su valor. Se han derramado tantas que parecen no tener ya importancia. Aún así lloró, lloró como nunca nadie lo había hecho frente a mí. Sentí como si me importara. Sentí, al fin y al cabo.
-Quiero verte.-
-Podrías ser un poco más romántico-
-Pensé que tu y yo estábamos más allá del romanticismo-
-Jamás-
-¿Te gusta jugar conmigo?-
-Sí-
-¿Te excita verme rogar?-
-No. Me excita verte sufrir-
Hubo un momento en que te amé. No lo puedo negar. Fue un instante maravilloso que se rompió y que ahora a penas recuerdo. Parece una memoria distante, borrosa. Pude haberlo amado para siempre. Llena de hubieras, si tan sólo fuera capaz de sentir algo más que deseo. El deseo me llena, me deja vacía.
Resignada a ti. Devorada por ti. Tu deseo de poseerme entera te llevó al más profundo infierno. No hay lazo más fuerte que la obsesión. Amar es simplemente muy poco comparado con la más devota fascinación.
Hay que tomar en cuenta que no siempre carecí de alma. Existió un momento en la vida en que te pude haber amado. Llegaste después y no hubo nada más que hacer. Llovía, dentro y fuera. Tus clichés, tus frases hechas y tu ordinaria simpleza me cautivaron. Tu pueril amor por la vida me dio asco. Tu insignificancia representaba un acercamiento a lo mundano que no dejaba de desear.
No es ningún secreto que eres ordinario. No puedes acusarme de mentirosa. Simplemente lo eres. Eres de esas cosas que nunca, por más intentos desesperados, alcanzará un brillo medianamente parecido al mío. Fue por esa insipiente belleza que decidí jugar contigo. Me encontraste aburrida y deseosa de romper algo hermoso. Siempre disfruté las cosas sencillas de la vida. Tú más sencillo no podías ser.
Carente de pasión y talento. Infinitamente mundano, abrías un universo de posibilidades ante mí. Te pusiste a jugar al galán y yo me puse a jugar a la niña tonta. Nunca me había divertido tanto. Nunca había sentido la adrenalina de lo prohibido como lo hacía contigo.
Estar contigo me provoca ese vértigo que sientes antes de lanzarte al vacío. Me siento con las manos frías, el corazón acelerado y más viva que nunca. Me encanta, no voy a mentir. No soy de esas personas que toman decisiones arrebatadas. Contigo no pensé ni un segundo y me divertí como nunca en la vida.
Lloró, lloró como creía que sólo lo hacían en las películas. Me dieron ganas de decir la verdad, de pedir perdón. Por uno momento, tuve conciencia. También tuve miedo y me lo callé todo.
-Quiero estar contigo-
-No seas ridículo-
-Me caga que me digas cosas así, ¿por qué te gusta hacerme sentir mal?-
-Porque es divertido-
-Deja de burlarte, te quiero-
-Me quieres coger, que es otra cosa-
Muchas veces te creí intocable. Eras ese secreto que te guardas para ti y no quieres compartir con nadie, ni decirlo en voz alta porque te lo pueden robar. No quería ni siquiera pensar en ti porque me daba miedo usar tu recuerdo y que se me acabara todo esto. Fui tan mundana contigo, fui tan común, tan como el resto de la gente, que me sentí diferente. Cuando estoy contigo es como si saliera de mi cuerpo y todo sucediera. Te cuidé como el mejor de los recuerdos, mi posesión más valiosa, mi secreto más grande.
Te llenaste de ganas de mí desde el primer día. Escuchaste mi nombre, y como yo, lo guardaste en el rincón más oscuro de tu alma. Ahí es donde está mi casa. Ahí me buscas cuando tienes miedo, cuando buscas sosiego. Ahí también es tu casa. Ahí te busco cuando me lleno de deseo, cuando ya no siento.
-Si la dejas les digo a todos que te quiero-
-Si la dejo me mandas a la chingada-
-Me conoces tan bien-
-No te conozco nada-
Podría haber vivido en las sombras toda la vida. Llegó ella y me mostró que aún escondida, la verdad brillaba entre penumbra. Me dijo que nunca había encontrado amor como el que vivía y me rogaba, de rodillas, que la dejara conservarlo.
Estabas aburrido, atrapado. Ella llena de vida y esperanza por un futuro que casi podía tocar. A veces la vida juega malas partidas, otras más, simplemente no te entrega el boleto ganador. Las lágrimas han perdido su valor. Se han derramado tantas que parecen no tener ya importancia. Aún así lloró, lloró como nunca nadie lo había hecho frente a mí. Sentí como si me importara. Sentí, al fin y al cabo.
-Quiero verte.-
-Podrías ser un poco más romántico-
-Pensé que tu y yo estábamos más allá del romanticismo-
-Jamás-
-¿Te gusta jugar conmigo?-
-Sí-
-¿Te excita verme rogar?-
-No. Me excita verte sufrir-
Hubo un momento en que te amé. No lo puedo negar. Fue un instante maravilloso que se rompió y que ahora a penas recuerdo. Parece una memoria distante, borrosa. Pude haberlo amado para siempre. Llena de hubieras, si tan sólo fuera capaz de sentir algo más que deseo. El deseo me llena, me deja vacía.
Resignada a ti. Devorada por ti. Tu deseo de poseerme entera te llevó al más profundo infierno. No hay lazo más fuerte que la obsesión. Amar es simplemente muy poco comparado con la más devota fascinación.
Hay que tomar en cuenta que no siempre carecí de alma. Existió un momento en la vida en que te pude haber amado. Llegaste después y no hubo nada más que hacer. Llovía, dentro y fuera. Tus clichés, tus frases hechas y tu ordinaria simpleza me cautivaron. Tu pueril amor por la vida me dio asco. Tu insignificancia representaba un acercamiento a lo mundano que no dejaba de desear.
No es ningún secreto que eres ordinario. No puedes acusarme de mentirosa. Simplemente lo eres. Eres de esas cosas que nunca, por más intentos desesperados, alcanzará un brillo medianamente parecido al mío. Fue por esa insipiente belleza que decidí jugar contigo. Me encontraste aburrida y deseosa de romper algo hermoso. Siempre disfruté las cosas sencillas de la vida. Tú más sencillo no podías ser.
Carente de pasión y talento. Infinitamente mundano, abrías un universo de posibilidades ante mí. Te pusiste a jugar al galán y yo me puse a jugar a la niña tonta. Nunca me había divertido tanto. Nunca había sentido la adrenalina de lo prohibido como lo hacía contigo.
Estar contigo me provoca ese vértigo que sientes antes de lanzarte al vacío. Me siento con las manos frías, el corazón acelerado y más viva que nunca. Me encanta, no voy a mentir. No soy de esas personas que toman decisiones arrebatadas. Contigo no pensé ni un segundo y me divertí como nunca en la vida.
Lloró, lloró como creía que sólo lo hacían en las películas. Me dieron ganas de decir la verdad, de pedir perdón. Por uno momento, tuve conciencia. También tuve miedo y me lo callé todo.
-Quiero estar contigo-
-No seas ridículo-
-Me caga que me digas cosas así, ¿por qué te gusta hacerme sentir mal?-
-Porque es divertido-
-Deja de burlarte, te quiero-
-Me quieres coger, que es otra cosa-
Muchas veces te creí intocable. Eras ese secreto que te guardas para ti y no quieres compartir con nadie, ni decirlo en voz alta porque te lo pueden robar. No quería ni siquiera pensar en ti porque me daba miedo usar tu recuerdo y que se me acabara todo esto. Fui tan mundana contigo, fui tan común, tan como el resto de la gente, que me sentí diferente. Cuando estoy contigo es como si saliera de mi cuerpo y todo sucediera. Te cuidé como el mejor de los recuerdos, mi posesión más valiosa, mi secreto más grande.
Te llenaste de ganas de mí desde el primer día. Escuchaste mi nombre, y como yo, lo guardaste en el rincón más oscuro de tu alma. Ahí es donde está mi casa. Ahí me buscas cuando tienes miedo, cuando buscas sosiego. Ahí también es tu casa. Ahí te busco cuando me lleno de deseo, cuando ya no siento.
-Si la dejas les digo a todos que te quiero-
-Si la dejo me mandas a la chingada-
-Me conoces tan bien-
-No te conozco nada-