"Yo soy un sueño, un imposible. Vano fantasma de niebla y luz. Soy incorpórea, soy intangible." No puedo amarte... G. A. Bécquer
Monday, March 26, 2007
oooops..
Reconoce, después de todo
son pocos los platos rotos
Haciéndo un balance
no es algo tan grave
Tomando ahora en cuenta el momento
me gustaba más cuando eras un sueño
Ahora que eres realidad
sé que no eres de amar.
No hay lugar para malas interpretaciones
fue un momento de excelentes emociones
Repertirlo no sería sacrificio
te convertiste en mi vicio.
Eres mi nuevo vicio carnal
me encanta esta sensualidad
Me gusta cuando me tocas
cuando exploras mi boca
Me encanta el sentimiento
de recorrer mil veces tu cuerpo
sentir tu aliento
besarte el cuello
Es algo que me intoxica
me gusta sentirme viva
sé que fui de tí
pero no te quedaste aquí
No marcaste mi corazón,
libre ahora de preocupación.
dame un poquito de tiempo
para aclarar esto que siento.
Por lo pronto sabemos
que para tí amor no tengo.
Tal vez es un gran cariño
tampoco te sientas ofendido.
Es simplemente un nuevo deseo
que no tiene que darse por muerto
Me encanta este nuevo juego.
Me encanta sentir que me quemo.
Monday, March 19, 2007
feliz cumpleaños a mí... gracias por el regalo
Había tomado un camino
sabía que no irías conmigo
Estaba decidida
más no vencida
Entonces regresaste a mí
como el viento en marzo
regresando a mi espacio
regresaron los escalofríos
regresó lo que había sentido
pero ahora no es igual
todo se mueve de lugar
lo siento cada vez más real
ahora la ilusión se va
tal vez no era él
sino lo que yo quería ver
era un remanso de calma
aire fresco en mi alma
tu cara es parte de mí
no recuerdo cuando te conocí
parece que fue ayer
sin embargo no logro saber
creo que estás de toda la vida
creo que eres parte ya mía
no es cierto
no te siento
tu presencia es fuerte en mí
pero tu recuerdo se borra al fin
y entonces me aferro
busco con todo anehelo
no encontrarte en un punto opuesto
no saberte de mí muy lejos
Friday, March 09, 2007
Rayaba el sol, acariciando su frente. El cielo naranja la miraba de lejos, casi pidiendo perdón por lo que iba a pasar. No era cuestión de culpas o adeudos milenarios. No iba a haber razones y mucho menos justificaciones. Las nubes no creen en las pruebas de fe. Las estrellas no juzgan ni castigan. Así es. La vida pasa y las explicaciones nunca llegan. La paz tal vez es un espejismo. Es talvez el oasis que pocos viajeros encuentran mientras los demás caen rendidos por la sed. No es cuestión de destino. Así es.
Sus paso son seguros como lo fueron esa vez. Ella miraba al cielo sin saber. La ruta, los silencios, las caras desconocidas, los olores y el calor fueron los mismos de siempre. Su compañera de asiento es la única que podría entenderla. No sabía su nombre, nunca lo supo. La indiferencia urbana la hizo no detenerse en cada rasgo de su cara. No puso atención en los cabellos largos y revueltos que caían, negros como la noche, sobre su frente. Tampoco en sus ojos infinitos que ahora no miran. Ella es la única que podría tomar su mano y decir, "te entiendo". Yo no.
En la radio se escuchaban felicitaciones a los millones de mujeres en el mundo. La presencia de mujeres en el discurso presidencial, vacío y de memoria, era multitudinaria. Mil quinientas mujeres escuchaban al nuevo gobernante prometerles igualdad. Su esposa le miraba orgullosa, segura. Igualdad de oportunidades, castigos más fuertes, palabras que retumban lejanas.
El camionero cambió de estación. Ella sonrío. La política nunca le gustó. No sabía siquiera a quién pertenecía la voz que pronunciaba el discurso que la hacía cabecear. Era temprano. Ella no sabía de legislaciones y poco le importaban las luchas de poder. Las veía lejanas, ahora son una afronta. Esos discursos dejaron de aburrirla para indignarla. A veces ríe cuando los escucha. Lo hace porque es más lista que yo. Ella ríe porque sabe mucho más que yo. Lo hace porque es más fuerte que yo.
Subieron para llevársela con la muchacha de ojos infinitos. Las dos compartieron otro viaje. Vendaron sus ojos pero no cegaron su vida. Los ojos infinitos ya no miran. Después caminar. Andar por calles conocidas que ya no son las mismas. Caminar bajo el cielo, que ahora es azul. Un cielo que si pudiera hablar, le pediría perdón. Pero sólo podía abrazarla. Lo hacía fuertemente, rodeándola de luz de luz.
Sus pasos fueron cada vez más fuertes y seguros. Llegó a unos brazos conocidos. La seguridad no se siente. ¿Por qué eso brazos que de niña la hacían perder el miedo ahora no le traen sosiego?
Estudios, medicinas, preguntas. El miedo sigue ahí pero no la paraliza. Recorre con pasos fuertes el camino que no termina ahí. No se acaba con el día, cuando en el noticiero de las 10 le dicen "Feliz día de la mujer."