Monday, October 24, 2011

Encontrar el lugar adecuado para llorar, como para desnudarte, es de extrema importancia. Como cuando te despojas de la ropa, no debes dejar que alguien que corrompa tu cuerpo, que te vea llorar. No hay una receta infalible para llegar a ese lugar. Un espacio de calma, lleno de tí y vacío del resto del mundo, para poder dejar tu orgullo y fortaleza justo al cruzar la puerta.

Lloré, como hace mucho tiempo no lloraba. Me encontré tirada y derrotada por este sentimiento que me atacó de pronto. Cuando lloras por amor, siempre puedes llamar  a un amigo. Cuando lloras por amistad, sabes que te has perdido. El amor te ciega puedes hacer todo eso que en completa y total sobriedad jamás harías. Cuando la amistad se rompe, algo que en completa sobriedad decidiste vivir, no te queda más que quedarte con tu cara de idiota y reconocer que no eres lo suficientemente importante. Hay gente por la que darías la vida. Hay gente por la que te tragas tu orgullo, hay gente que cuidas más allá de la simplezas de la vida. Esa gente que consideras digna de entrar en tu vida y conocer tus pensamientos más oscuros. Esa gente que tiene en sus manos todas las armas para destruirte. A esa gente le das las armas en completo control de tus pensamientos porque te sabes segura con ellos.

En el amor hay barreras, miedos. Te metes como si te esperara un monstruo detrás de los ojos que se pierden en los tuyos. Hay tantas cosas en juego, que te metes, como en la tina, poco a poco. Pruebas el agua, decides esperar, encuentras el momento perfecto, y te sumerges en un montón de emociones que terminan ahogándote.

En la amistad, te entregas sin preguntas, porque, ¿qué posible negra intención puede existir? La amistad se escoge y supones que ese voto de confianza que entregas es recíproco. ¿Qué no es caminar junto a la gente que estará por siempre en tu vida? ¿Qué no es compartir tu vida para llegar al punto que tus recuerdos sean completados por quien te conoce mejor?

Monday, October 10, 2011

Así, de prontó, me olvidé de él.

Sentí como una mano rozaba el dorso de la mía. Sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Abrí los ojos. Me encontré acostada en una cama de hospital. Miré al hombre sentado junto a mi cama y no pude reconocer su cara. Me asusté. No podía hablar. Tenía en las manos un libro de poesía, Sabines. Reconocí de inmediato el libro. No lo recordaba así. La última vez que había visto ese libro fue cuando lo leí por primera vez. Pensé que tal vez que no era el mismo libro. No podía ser ese regalo de navidad que había recibido hace unos meses. 
-¿Cómo te sientes?-
-Mareada-
-Voy por el doctor. Espérame tantito-
Obedecí. Me quedé quieta en esa cama en la que no recordaba haber dormido y en ese cuarto que no reconocía. 
El hombre desconocido regresó con un doctor. Nervioso, emocionado, le explicaba atropelladamente cómo es que había despertado. 
-Estaba leyendo... y entonces le agarré la mano... y así... se despertó-
-Muy bien. Déjame hago una revisión rápida. 
¿Sabes dónde estás?-
-Supongo que en un hospital. Pero no sé por qué-
-Sufriste un accidente, pero estás bien.-
-¿Sabes cómo te llamas?-
-Andrea-
-¿Cuántos años tienes?-
-25-
-¿En qué año estamos?-
-2011-
-Muy bien. Tus papás vienen en camino. Te vamos a hacer unos estudios para asegurarnos que todo esté bien.-

El doctor salió del cuarto y me dejó sola con ese hombre que no conocía. Me veía como si no pudiera creer lo que estaba  pasando. Temblaba. No soltaba el libro que tenía en las manos. 
-Les dije. Les dije a todos que ibas a despertar.-
-¿Cómo?-
-Nadie me creía. Todos decían que era un pendejo por esperarte, por venir todos los días.-
-¿Pues cuántos días he estado aquí?-
-Andrea, llevas un año aquí.-

Sentí como si alguien me hubiera golpeado en la boca del estómago. ¿Un año? ¿Pasó un año de mi vida y no me di cuenta? Sentí como mi corazón empezaba a latir más fuerte. Sentí como que se me escapaba el aire, empecé a respirar entrecortado. 

-Gracias por haber venido todos los días.-
-Yo sabía que me ibas a escuchar. Eres un poquito terca así que sabía que tenía que decirlo muchas veces hasta que por fin me creyeras.-
-¿Creerte qué?-
-Que iba a estar aquí siempre. Que no me importaba pasar el resto de mi vida leyéndote Sabines hasta que entendieras que no te podías morir.-
-Pero... -

No sabía cómo decirlo. No encontraba las palabras para decirle a ese hombre que no tenía ni la menor idea de quién era. No encontraba la manera de romperle el corazón a un desconocido. 

Me abrazaba. Me tomaba de la mano, me besaba. Yo no sabía quién era. 

-Ya se.... te puedes enojar conmigo. Te entiendo.-
-¿Enojarme por qué?-
-Pues todo este tiempo. Todo ese tiempo antes de que te pasara esto y yo nunca te dije nada. La verdad entiendo que estés confundida. Ni siquiera sé que sientes tú y estoy aquí asumiendo... perdón.-
-¿Asumiendo qué? No entiendo nada-
-Asumiendo que tu sientes lo mismo. Que tu también tenías miedo de reconocer lo que sentías por mí. A lo mejor tu si me dijiste la verdad.-
-No entiendo nada. Estoy confundida. ¿eres mi novio?.-
-¿Cómo? ¿No... no me reconoces?.-
-La verdad no. Digo, me acuerdo de mis papás, de mis amigos... pero no sé quién eres. Perdón-

Bajé la mirada. Muerta de vergüenza por estar diciendo algo que parecía romperle el corazón. Se quedó callado. No sabía si estaba triste o enojado. No entendía esa expresión. No sabía cómo interpretar lo que pasaba en su cabeza. 
Después de horas de estudios que me dejaron exhausta, el doctor volvió a entrar al cuarto. Mis papás estaban ahí. El hombre, a pesar del ataque de ansiedad que parecía tener, seguía con ellos. Entre estudios y exámenes médicos, de pronto salia del cuarto y hablaba con mi mamá. Lo abrazaba y el movía la cabeza como negando algo.

-El accidente no dejó secuelas graves. Sin embargo, tuviste un pequeño daño cerebral. Es algo que no afectará tu vida de manera determinante.-
-¿Qué me pasó?.-
-El daño es en la parte del cerebro que "nos hace sentir enamorados".-
-¿Cómo?-
-El sentir amor está relacionado con esta parte del cerebro y fue la única parte que quedó dañada. El que puedas sentir o identificar ese sentimiento puede que haya quedado bloqueado. Con el transcurso del tiempo y terapia puede que esa parte vuelva a ser funcional pero no podría asegurarlo.-
-¿Eso significa que perdí la capacidad de enamorarme?-
-Básicamente.-

Así de pronto, me di cuenta que lo había olvidado. Sólo a él. No podía entender lo que pasaba en mí. Entonces, como si me hubieran dado la mejor noticia de mi vida, sonreí. Él tomó su libro, salió del cuarto y jamás volví a saber de él.


I made my bed. I might as well lay on it. I said enough, I said no more. You've moved on. Just like you said you would. It was one of the hardest things I've ever done. Don't get me wrong, I do not regret getting over you. I do not regret letting you go. I'm happy you're happy. I'm just sad I'm still sad. It wasn't you who made me sad or prevented me from smiling. It was myself. I'm starting to realize I was with you because it was easier to blame it all on you. When I was with you I could curse your name a hundred times, I could hang it all over your head. The truth is I miss having someone to blame. I miss not holding the cards. Now I do. Now I don't want you around, I don't miss talking to you. It hurts. It hurts that I didn't try hard enough, that I didn't fight. It hurts to realize you have the courage to be with someone else. It hurts to notice you were never as invested in me as I was in you. It hurts because I didn't let you. I mean, I know you still think I'll be here when you want me to be. It hurts to know I won't, that I will have to say it out loud and we'll be over forever. I do. I mean, I know it but you don't. I've lost all this love I had for you. I lost it and I can't find it. I can't feel it, I can't hear it and I sure as hell can't say it.
There's really not much to say. I mean, I'm still alone. I'm still the girl that once fell in love with you, but now I'm out of love with you. That's the only difference. I have nothing left to feel, not for you, not for anyone. I'm such a mess, and frankly, for the first time in my life that mess ain't yours. For the first time you can't clean it up because it has nothing to do with you. It's my mess. It's mine to clean up.
For a second there I had this urge to tell you about it. I had this uncontrollable need to put my head over your shoulders and cry about it. The truth is you've never been that person for me, but I used to think you were. But then I realize you've never been in my life. You've never fully committed as part of my life. You've always been half way my friend, sort of my lover and partly the love of my life. You've never jumped, I've never fallen.
You stand there as if there's nothing to talk about. You are hurt, I know it. You will never tell. You will never recognize I have a strange power over you. I've made my peace with it. I've taken my memories, and accepted defeat.
I heard you're with someone. I heard you've been parading her all over town, proudly. You never did that with me. You never had the courage to step out of the shadows. I didn't have it either. I guess you'll get tired of her eventually, like you always do. I guess you'll try and fail to become a better man, like you always do. I guess I'll be trying to become the best version of myself and fail miserably too.
However, there's this voice in the back of my head. This silent whisper that repeats over and over, I don't love you anymore. I tried so hard to shut it up. I couldn't. I tried so freaking hard to love you, to make myself feel something. I didn't. It hurts as hell to realize I can't love you. Not like this. Not this time.
I'm terribly sorry I didn't try harder. I really am. I'm sorry I never told. I'm sorry I had this journey alone. I'm sorry I got over you with every lie and every truth you ever said. I can't say if it were the lies or the truth that made me stop loving you. I can't tell. The thing is, I don't need or want you in my life anymore. I wish I could. I really do. I wish I could have you forever. The truth is I won't and you will never know.