No te voy a mentir. Tengo llanto ahogado en la garganta. Lleva tiempo ahí. Atrapa las palabras que te puedo decir, que quiero decir. Antes era más fácil llorar por ti. Antes era más fácil dejarte ir. Antes lloraba y de un momento a otro dejabas de doler. Ahora no es así. Ahora es un dolor constante, agudo, difícil de no sentir. Me cuesta tanto darte eso que nunca has pedido. Me cuesta aún más reconocer que hacerlo es lo que más quiero.
Hay que saber perder. Reconocer la derrota. Entender que no eres para mí. ¿Por qué entonces regreso siempre a tu cuerpo? ¿Por qué entonces tantas vueltas en círculo?Me mareo, me confundo, me pierdo en tu cuerpo desnudo.
Hace tiempo que dejé de caminar en línea recta. Siempre te encuentro, una y otra vez, en mi sueños, cuando despierto, cuando cierro los ojos, cuando escucho una canción. Y quiero llorar. Así, fuerte, como niña, como aquella vez. Y quiero romperme para poder reinventarme como ya lo había hecho hace mucho tiempo. Si no me rompo por completo, como lo hacía antes, no hay forma de volver a empezar. Para iniciar de nuevo debo terminar.
Escucho esa canción una y otra vez. Antes me hacía llorar. Ahora no. No puedo llorar por ti. No dejo de pensar en ti. Debo encontrar la manera. Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte.
Dame ese último beso. Lléname una última vez de ese placer que te destruye. Quiero deshacerme, sistemáticamente, en cada beso. Quiero desmoronarme en cada caricia. Quiero perderme entre tus piernas sin encontrar mi camino de regreso. Quiero morir sobre tu cuerpo, cansada, vacía, llena de amor por ti. Sólo así te dejaré partir.