Me has recorrido entera y todavía me
celas. Me ves entre las sombras y me jalas a cualquier recoveco y me preguntas,
como si no supieras, “¿de quién es esa boca?” Te repito mil veces, despacito,
sin que nadie escuche, “Tuya”. Me aprisionas contra la pared, me levantas la
falta, me tocas y me recuerdas que no sólo es mi boca.
Me has tenido cuantas veces me has
querido y todavía me escondes. Me escondes entre tus risas, entre tus sueños,
entre tus mentiras. Me tienes metida tan dentro que no puedes ni verme, ni
hablarme ni tocarme. Te muerdes los labios de ganas de amarme. Me llamas de
noche y te escucho respirar despacio queriéndome hablar, hacerme el amor. Y me
quedo calladita al otro lado del teléfono con el cuerpo temblando de ganas, el corazón detenido pero el orgullo
intacto. Casi puedo oler el ron en tu
aliento, sentir el calor de tu cuerpo, lo fuerte de tus ganas.
Te tomas tu tiempo y le mientes al mundo.
Yo me quedo con el recuerdo de tu cuerpo desnudo, tu cara en
mi pecho, exhausto. Me acuerdo de como esa noche como si solo quisieras
que mi corazón te escuchara suspiraste
“te amo”.
Deja que te pase el tiempo, que te gane
la cordura y que te sobrecoja la realidad. Tu eres mío en silencio y yo de
nadie porque no existo. Tu eres de otra
en el sonido, en la realidad y en la vida. Yo soy de nadie, nunca, porque como
te dije ese día esta boca es tuya.
Sonrió a medias. Me tocas desde lejos, a
la distancia, como aquel día. Como si no hubiera kilómetros, metros ni
centímetros entre tu cuerpo y el mío. Me
desnudo en mi cuarto, cerrando los ojos, acordándome de cómo me has explorado,
poseído y llenado de ti. Me acuesto en la cama, vacía sin ti. Dejo de ver en
mis ojos tus pupilas. Dejo de sentir poco a poco tu cuerpo y te llenas de
rabia.
Siento tu odio. Siento a cada paso, las
ganas que tienes de tatuarme tu nombre para que nadie más me vea desnuda. Te mueres de los celos cuando me ves con ellos,
cuando escuchas mi risa, cuando ves mis días. Te callas la rabia porque por
muchas veces que lo haya dicho, no soy tuya, tu sabes que soy prestada.