No recuerdo la última vez que vivimos en la misma ciudad. Tenemos tanto tiempo regados en diferentes partes del mundo, que de verdad, no logro ubicar el momento exacto en que no era así. La gente crece y la distancia suele romper casi todo. El futuro, las nuevas personas, las nuevas costumbres, pueden llegar a alejarnos aún más que esos kilómetros que separan la puerta de mi casa de la suya.
Somos cinco personas que tuvieron la fortuna de encontrarse. Somos tan iguales pero a la vez tan opuestos que casi pudimos no habernos querido tanto. Porque esta manera de querer es de las que toda la vida te van a durar. No importa que tanto nos cambie el acento, el idioma o las parejas, cada uno siempre tendrá 4 personas dispuestas a casi todo por ellos. Somos afortunados. Aún más yo.
Seré la última. Como en casi todas las cosas, porque a mi siempre me ha llevado más tiempo que al resto de la gente vivir. No importa. Es ahora cuando entiendo todas esas cosas de dejar a la gente que quieres en un lugar que quieres. Empiezo a pensar que debí de tener más tiempo y menos trabajo. Empiezo a pensar que debí de haber tenido menos conocidos y más tiempo con mi gente.
No lo digo lo suficiente y cuando lo hago, es muy bajito. Los quiero. Los quiero porque han soportado mis neurosis, mis ataques, mis altas y mis bajas. Porque me hacen reír y llorar. Me conocen, muchas veces, más que yo. Me cuentan en su vida como activo fijo aunque soy la más irregular de las personas.
Hemos crecido. Nos ha pasado la vida y seguimos aquí. Seguimos hablando de las cosas que nos pasan. Cambian los contextos pero seguimos siendo "Sergio y ellos". Tenemos un pequeño espacio que se quedó detenido en el tiempo. Un espacio que no es frecuente, no como debería, pero igual siempre está ahí. Tenemos un lugar seguro donde regresar. Hemos desafiado al tiempo y al espacio. Porque no importa lo lejos, ni el tiempo, siempre estamos juntos.
Hoy quiero ir por una copa glamour, ir al cineforo, pasear por el centro, tomar café en el sanborns y whisky en lugares de mala muerte. Tengo unas ganas enormes de ir por un café del seven, tomar fotos, ir a clases y ver series en pijama. Quiero hablar de chisme farandulero y de las cosas raras que pasan por mi cabeza con alguien que sepa exactamente a lo que me refiero. Quiero que me regañen por adicta al trabajo, me lleven a tomar mezcal y me digan que me deje de engañar. Hoy voy a hacer todo porque siempre están y no hay nada que lo pueda evitar.
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