Proporciones

En cuestión de proporciones la vida es sencilla. 

En relación conmigo, eres perfecto. Tus brazos son perfectos para rodearme sin asfixiarme. Tienes la altura exacta para alcanzar tus labios de puntitas. Tienes la complexión correcta para protegerme sin someterme y labios perfectos para besarme sin invadir mi espacio.
Existe una simetría exquisita entre tus ganas y las mías. Mantienes la distancia suficiente entre tu cuerpo y el mio. No me ahogas de tí. Me llenas, justo en la medida exacta. 

Tu cuerpo tiene el tamaño correcto, alcanzando la perfección con milímetros, del espacio vacío que tengo en mi cama. Tus demonios son igual de grandes y oscuros. Juegan bien con los míos. Tu locura me sostiene en el límite de mi cordura. La cantidad exacta para no envíarme al vacío. Justamente lo necesario para sostenerme al borde del precipicio. Tu sonrisa tiene la amplitud perfecta para llenarme de calma. Tus celos son la medida exacta que necesito para sentirme amada. 

Tus manos tienen la convección exacta para tomar las mías, la dispoción adecuada para desnudarme de todos mis prejuicios. Tus ojos tienen la calma suficiente para quitarme la ansiedad. Tienes las palabras correctas para jugar con las mías. Tienes el humor exacto para hacerme reír. Tus caderas caen exactamente en proporción a las mías. Tu cuerpo desnudo tiene la textura exacta para estar sobre el mío. 

No creo que estas proporciones mientan. No puede ser porque ese hueco tan perfecto, esas proporciones tan exactas las dejaste la primera vez que te fuiste, y solamente tu las sigues llenando.