Dime algo que no sepa de ti. Dime algo que me quite estas ganas de mandarte a la chingada. Dime algo, por favor, dime algo. Quisiera tomar todo este tiempo que estuve sin ti y tirarlo en la puerta de tu casa. Haría florecer todas esas rosas que jamás me diste. Lograría sanar todas esas heridas que dejaste abiertas. Hoy tengo tu nombre atorado en la garganta. Después de él vienen todas las maldiciones que cualquier gitana dolida puede pronunciar. Deja de intentar que regrese el tiempo, que no pase nada; deja de intentar que me quede quieta en tu cama.
Hace tanto tiempo de tí, que dejé de reconocer tu cuerpo. Hace tanto tiempo que te perdí, que olvidé mis recuerdos. Dejé vacío el espacio de mi corazón que tenía tatuado tu nombre. Hace tanto tiempo sin ti, que me subí a la montaña más alta. Maldita hermitaña que creía sólo poder vivir por tí.
Deja ya de decir esas frases que antes decías. Ahora no me queda nada mas que asco de tí. Tengo la vida vacía de tí y me gusta. Tengo el alma vacía de tí, el olfato libre de tí, el tacto alejado de tí. Tengo tanto lejos de tí que mi cuerpo ya no te reconoce como su dueño. Tantas veces pensé que no podía sentir jamás lo que contigo viví. Recé mil veces llenarme de alguien como lo hacía de tí. Sentada, llorando a los pies de mi cama, imploré sentir con otro lo que sentía por tí. Mi petición fue mal entendida, ahora siento con todos lo que siento por tí. Ahora eres un vago recuerdo de la noche que viví.
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