En la oscuridad de la noche, la luz de luna, el olor a tierra mojada, eres otra. No hay nada que pueda detener eso que te quema por dentro. Lo buscas, como depredador en el desierto. Lo acorralas, lo envuelves, como te envuelve la noche. Ese olor a vino y cigarro te vuelve loca. Te ilumina la cara, te llena de ganas. Caminas con gracia, lentamente, felino nocturno.
Todo es igual cuando cambia la noche. Entre sombras familiares y sonidos graves. Un roce sutil basta para encenderle los ojos. Disfrutas como el fuego lo consume y te miras en sus pupilas desnuda. Te mueves en terrenos conocidos, llanos recorridos, montañas conquistadas. Exhausta miras la hora y es tiempo de dejarlo en la cama. Te levantas, tiempo de llegar a casa. Un beso en la frente y gracias. Es hora de cambiar la sábanas.
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