Me has podido recorrer entera. Has podido besar mis labios hasta el cansancio, saciar tus ganas con mi cuerpo y gritar mil veces de deseo. Muy a pesar de eso has decidido reclamar mi destino. No te es suficiente llenarte de mí y respirar mi esencia. Te embriagas de mi cuerpo y supones que por dejarte hacerlo es tuyo completo. Me encanta sentirte cerca, escuchar tu corazón latir a mil por hora y tu respiración entrecortada, llena de deseo. Te siento temblar cada vez que rozo tu cuerpo, respiro tu aliento.
Lo que no has entendido es que mi cuerpo te siente, cerca, constante. Te puedo sentir aún cuando me miras, cuando dices "te espero" o me gritas entre sueños. Después de eso no puedo. Después de las palabras al oido entre las sabanas no encuentro ni siquiera cenizas de tu fuego. Me quemas la piel, jamás el alma. Me llenas de deseo el cuerpo pero no el hueco en el corazón. Me ha quedado el corazón helado tras su despedida. Ese adiós que no existe. Me he convertido en esa princesa de hielo que tanto temía. Entonces, no te siento. Es por eso que tu fuego no me quema, tus miradas no me inquietan. Puedo hacerte el amor mil veces y aún así jamás estarás tan dentro. No me duele, no me hiere. No me importa que ella te espere. Tus ojitos llenos de esperanza, pensando que tal vez te ame. Ni siquiera eso. No te pertenezco. Soy de ese recuerdo imborrable, de esas manos que ruego sean las que me toquen cuando tu me recorres entera. Quisiera poder pedirte tiempo para olvidar. No puedo olvidar algo que no ha existido. Un fantasma de niebla, un espectro que sólo vive en mi mente. Esas manos que yo he creado, que tanto he deseado. No puedes competir con alguien que no existe. Su imagen etérea me llena de esperanza. Vivo con este deseo insasiable de encontrar al que derrita para siempre este hielo que carcome mis entrañas. No te pertenezco, mi destino no es amarte.
Lo que no has entendido es que mi cuerpo te siente, cerca, constante. Te puedo sentir aún cuando me miras, cuando dices "te espero" o me gritas entre sueños. Después de eso no puedo. Después de las palabras al oido entre las sabanas no encuentro ni siquiera cenizas de tu fuego. Me quemas la piel, jamás el alma. Me llenas de deseo el cuerpo pero no el hueco en el corazón. Me ha quedado el corazón helado tras su despedida. Ese adiós que no existe. Me he convertido en esa princesa de hielo que tanto temía. Entonces, no te siento. Es por eso que tu fuego no me quema, tus miradas no me inquietan. Puedo hacerte el amor mil veces y aún así jamás estarás tan dentro. No me duele, no me hiere. No me importa que ella te espere. Tus ojitos llenos de esperanza, pensando que tal vez te ame. Ni siquiera eso. No te pertenezco. Soy de ese recuerdo imborrable, de esas manos que ruego sean las que me toquen cuando tu me recorres entera. Quisiera poder pedirte tiempo para olvidar. No puedo olvidar algo que no ha existido. Un fantasma de niebla, un espectro que sólo vive en mi mente. Esas manos que yo he creado, que tanto he deseado. No puedes competir con alguien que no existe. Su imagen etérea me llena de esperanza. Vivo con este deseo insasiable de encontrar al que derrita para siempre este hielo que carcome mis entrañas. No te pertenezco, mi destino no es amarte.
1 comment:
Je vraiment envie d'y croire, d'y tenir, d'être entière. Vraiment. Le coeur dans la main. Mais ça devient de plus en plus difficile... Les yeux fort fermés. Je te comprends et te dis d'être entière, d'y tenir, d'y croire. Autant que tu peux.
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