"Yo soy un sueño, un imposible. Vano fantasma de niebla y luz. Soy incorpórea, soy intangible." No puedo amarte... G. A. Bécquer
Thursday, July 27, 2006
Al abrir los ojos y encontrarlo a mi lado sentí pánico. Había imaginado un escenario así desde hace mucho, pero no con él, no así. Nos hemos lastimado tanto que no encuentro razón ya para quedarme. Lo vuelvo a ver y recuerdo las risas, la complicidad. Entonces cierro por un momento los ojos e intento recordar por qué me encuentro a su lado. Me doy cuenta, entonces que con los ojos cerrados él es hermoso. Recorro su boca con mis dedos y vuelve a mi la sensación de éstos sobre mi cuerpo. Miro a un lado y encuentro un libro. Lo abro y veo una nota tuya. Leo un mensaje que me llena el corazón de lágrimas. Las heridas se vuelven a abrir y te maldigo una vez más. A veces supongo que fue fácil no sentir nada por mí. Después de todo quien me acompaña tampoco siente nada por mí. Esta ahí por un momento, un instante y se irá como todos los demás. Buscará un espacio que no lo asfixie, que no lo llene de culpa. Como lo hiciste tú, como lo hicieron ayer. Despierta él. Me mira y no dice nada. Sonrie y me besa. Las palabras vanas y las mentiras parecen salir naturalmente de su boca. No cuesta ningún trabajo. Quiere, por supuesto, quedarse un momento más. No puedo seguir lastimandome así, no puedo dejar que se quede y sepa quien soy en realidad. No puedo correr ese riesgo. No puedo bajar la guardia. Me abraza, dice que soy especial. Yo sólo asiento y sonrio. Me besa, yo cierro los ojos y busco entre mis recuerdos un momento feliz. Él por fin vuelve a dormir. Me acerco lentamente a su rostro, siento su respiración en mi cara. Lo odio más que ayer y te detesto a tí aún más. Estoy con él porque busco sanar las heridas que me causaron tu desdén, tus mentiras, tu ego y tu indiferencia a mi dolor. Ahora me parece tan lejano el pasado que no entiendo qué fue lo que me quemó tanto la piel. Veo las cicatices en mi cuerpo y noto que se encuentran abiertas de nuevo. Me deslizo sutilmente entre las sábanas. No quiero despertarlo. No quiero lastimar su ego después de haberlo alimentado tanto. Entonces camino con paso seguro a la puerta. Al abrirla encuentro tu figura, esperándome. No puedo hacer más que perderme de nuevo en tus brazos.
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